ROLANDO ARELLANO cambió la manera de entender la ciudad cuando empezó a ver a sus habitantes, nuevos y antiguos, sin diferencias de color ni origen
Por: Javier Lizarzaburu
Por: Javier Lizarzaburu
“Este es el ombligo de Lima”, me dijo señalando una vasta extensión de tiendas, supermercados, casinos, restaurantes, autos, combis, tráfico y gente. Mucha gente. Era el cruce de la avenida La Marina con Universitaria, que él había escogido para la entrevista.

Para Rolando Arellano, que lleva 30 años analizando a los consumidores capitalinos, estábamos en la zona cero. “Aquí es donde por primera vez los limeños se juntan”, me dice mientras avanzamos en medio de un lugar que podría estar casi en cualquier ciudad.
En esta zona en 1976 se construyó el centro comercial San Miguel, uno de los más exitosos del país y donde cada año en promedio compran 12 millones de limeños. A pocos metros, en los años 60, se instaló la Feria Internacional del Pacífico. Más allá están el Parque de las Leyendas y las universidades Católica y San Marcos. Como que todo confluyó para unir a estos limeños y remecerlos un poco.
ANTES SEPARADOS
“Antes cada zona vivía por su lado y la gente no se mezclaba”. Y de pronto surge esto, que permite todo tipo de intersecciones sociales, y a donde era muy fácil llegar desde Miraflores, Lince, Callao o Lima norte. Para él, era imposible no ver lo que empezaba a suceder en la sociedad.
“Antes cada zona vivía por su lado y la gente no se mezclaba”. Y de pronto surge esto, que permite todo tipo de intersecciones sociales, y a donde era muy fácil llegar desde Miraflores, Lince, Callao o Lima norte. Para él, era imposible no ver lo que empezaba a suceder en la sociedad.
La publicación de su libro fundamental: “Lima, ciudad de los Reyes, de los Chávez, de los Quispe…” marcó un antes y un después en la manera de entender la ciudad y sus nuevos habitantes. “Yo veía una miopía en la sociedad tradicional, que no quería darse cuenta de los cambios que estaban pasando”, señala.
Para él, estas mezclas sociales que llevan unos años produciéndose es como ir poniéndose al día después de siglos de separación. “Esto que era inimaginable en la Lima de antes es el embrión de la nueva nación peruana, que por vez primera está en formación”, asegura.
Y Lima es la que ha salido ganando con todo esto, según él, porque de no haber sido por las grandes migraciones nuestra capital no sería la ciudad de hoy. “Lima sería una ciudad chica, aislada, de mentalidad muy provinciana, y sería muy pobre. Nunca habría llegado a cumplir un papel mayor”, lo dice sin dudar.
CRECIMIENTO INTERNO
Según este chulucano que llegó a Lima muy niño, lo que trajeron los millones de migrantes que ocuparon la ciudad fue también una tabla de salvación. “Ellos le dieron fuerza y futuro a Lima”. El crecimiento económico de los últimos años se explica no solo por las exportaciones, sino por el crecimiento del consumo interno.
Según este chulucano que llegó a Lima muy niño, lo que trajeron los millones de migrantes que ocuparon la ciudad fue también una tabla de salvación. “Ellos le dieron fuerza y futuro a Lima”. El crecimiento económico de los últimos años se explica no solo por las exportaciones, sino por el crecimiento del consumo interno.
Y ese crecimiento del consumo interno, dice, no hubiera sido posible si nos hubiéramos quedado con una ciudad de dos millones de limeños e ignorando a los otros seis que vivían alrededor, “porque el incremento no se produjo en Miraflores, se dio entre los nuevos grupos que empezaron a tener una casa propia, un auto, e ir a las universidades”.
Un problema es que la gente no quiere a su ciudad. Y no es por una cuestión de educación, dice, que la gente no bote papeles o no respete el tráfico. “Es un sentido de pertenencia” que mucha gente todavía no tiene. ¿Y cómo hace una ciudad para ganarse el cariño de su gente? Con respeto.
“Un migrante que antes iba a Miraflores a comprar y solo a él le revisaban la bolsa, es un migrante que no va a querer a esta ciudad. Pero ahora ya las tiendas se dieron cuenta de que ese señor puede ser mejor cliente y empezaron a tratarlo bien”. Para él, la fórmula es clara, porque piensa que ese limeño poco a poco empezará a sentirse más integrado y a querer más a la ciudad que lo acepta.
Pero el riesgo está también en que muchos de los nuevos habitantes han crecido de espaldas al sistema y se han acostumbrado a vivir así. ¿Qué pasa si no logramos que se integren? “Vamos a tener todavía por un buen tiempo la ley de la selva, la ley del más fuerte, del yo empujo, yo paso, el codo. Entonces ese es el desafío. Cómo nos integramos más rápido”.
IMPARABLE
Pero Arellano dice ser un optimista de Lima. “Creo que mi generación estaba llegando al final de su vida productiva de manera pesimista, porque veíamos un país que cada día se iba al diablo. Y de repente, de un momento a otro, surge la esperanza, se ve la luz al final del túnel y ahora estamos con la alegría de dejar un país mejor del que pensábamos les iba a tocar a nuestros hijos”.
Pero Arellano dice ser un optimista de Lima. “Creo que mi generación estaba llegando al final de su vida productiva de manera pesimista, porque veíamos un país que cada día se iba al diablo. Y de repente, de un momento a otro, surge la esperanza, se ve la luz al final del túnel y ahora estamos con la alegría de dejar un país mejor del que pensábamos les iba a tocar a nuestros hijos”.
Para él, lo que estamos viviendo en la ciudad es imparable y no tiene que ver con el gobierno de turno, sino con “el propio desarrollo de la gente”.
No puedo evitar preguntarle qué es lo más importante que cree que él le ha dado a la ciudad. “Que todos somos Lima”, me responde. “Creo que he colaborado para que la ciudad sea mucho más que los diez distritos tradicionales. He trabajado para decirle a la gente que ganamos mucho más integrándonos que estando separados. Y ese sentido de democratización creo que es algo a lo que yo he contribuido un poquito”. Y de pronto el ombligo adquiere alma.
Veamos unos testimonios
Claudia Toro y Carlos Contreras.
“Lima te atrapa. Te deslumbra. Me siento limeño porque amo esta ciudad que es parte de mí. (…) Es más, cuando voy a mi tierra (Pucallpa), ya no me acostumbro”. Así describe el reconocido cómico Hernán Vidaurre (39) su amor por la bohemia y ruidosa capital que lo vio crecer como artista y que le ha brindado tantas satisfacciones. Pese a que han pasado más de 20 años desde su llegada a Lima, este genio del humor aún recuerda sus primeros días de estudiante y carpintero.
“Tenía 19 años cuando vine a vivir solo. Quería postular a la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) para estudiar la carrera de sistemas. Al principio para costear la academia tuve que trabajar al mismo tiempo en una fábrica de muebles. Las cosas fueron muy duras, pero poco a poco fui descubriendo mi verdadero talento”, refiere.
Fue así como se convirtió en un nuevo limeño. En un capitalino adoptado, pues sin haber nacido en Lima se convirtió en un hijo más.
Es una ciudad de refugio
El escritor Carlos E. Zavaleta Rivera (83), integrante de la Academia Peruana de la Lengua y amigo del nobel Mario Vargas Llosa desde hace más de 50 años, es también otro exitoso migrante a quien Lima le robó el corazón. Nació en Áncash, en la localidad de Caraz, y llegó a la capital a los 13 años con toda su familia.
“Si me quedé en Lima fue porque me impresionó su aspecto de gran ciudad, por su plaza de armas. En 1942 la movida era diferente. Para mí Lima es una ciudad de refugio, de estudio y de trabajo”, sostiene el autor de “Los Ingar”.
El antropólogo e investigador del Instituto de Estudios Peruanos Ramón Pajuelo, quien llegó a la capital a los 13 años proveniente de La Oroya, opina que Lima tiene ahora la imagen del Perú profundo. “Lima dejó de ser hace rato la oligárquica, criolla. Es un gran mural de diversidad, conflictos y esperanza… Me gusta vivir en Lima porque es parte de un aprendizaje”.
Es como una fusión musical
Según la cantante de música folclórica Damaris Mallma Porras, la capital no solo le abrió sus puertas sino que además la inspiró en su estilo musical. “A los 6 años mi madre me trae a Lima, proveniente de Huancayo. Se puede decir que he pasado toda mi vida en la capital. Lima es mi segundo hogar. Es como la fusión y mezcla musical que canto: una integración de las costumbres provincianas con las de la capital”, dice.
Es una Lima provinciana
Así como ellos miles de migrantes del país festejarán este 18 de enero el 476 aniversario de Lima. Según una investigación realizada por el Estudio Arellano Marketing, solo 1 de cada 10, de sus 8 millones de habitantes, es “limeño” de más de tres generaciones.
Asimismo detallan que en Lima, el 40% de su población no nació en la ciudad. Del restante 60%, una gran parte son hijos y nietos de migrantes provincianos. Es así que Lima se ha convertido, como diría José María Arguedas, en una capital de “todas las sangres”.
REACCIONES
“Yo la identifico con el caos. Ahí vemos a los ambulantes, el transporte caótico, la contaminación. Podría ser llamada: Lima, la sucia”.
Tomás Calderón Delgado
Empleado (47)
Empleado (47)
“La denomino como el lugar que me ha dado alegrías y tristezas. La primera vez que llegué a Lima me encantó la Catedral y la Plaza San Martín”.
Susana Loo Martínez
Ama de casa (49)
Ama de casa (49)
“Desde que llegué de Tarma, hace 40 años, la principal característica de Lima sigue siendo la descentralización. Aunque hay mejoras”.
Salvador Vargas Barrombree
Ingeniero (79)
Ingeniero (79)
“Lima es nuestra casa grande. En su cocina encontramos el lomo saltado y la chicha morada. En su patio hallamos la Plaza San Martín y el río Rímac”.
Ernestina Calle
Cosmetóloga y comerciante (42)
Cosmetóloga y comerciante (42)
El perfil del “nuevo limeño”
Según el sociólogo Santiago Alfaro, de la Pontificia Universidad Católica del Perú, el “nuevo limeño” sería la cuarta generación de los migrantes de Lima. Es joven y reconoce que tiene un origen provinciano; sin embargo, se diferencia por las costumbres. “Tiene una identidad más urbana. Es apolítico y tiene pocos prejuicios. Este “nuevo limeño” ha descentralizado Lima, la ha convertido en una ciudad policéntrica”.
Según Alfredo Torres, de Ipsos Apoyo Opinión y Mercado, ahora existe un limeño de segunda generación que está ligado a las actividades de la gran ciudad. Es un limeño integrador de la cultura andina y de la cultura costeña. “Es trabajador, empeñoso y ambicioso, en el buen sentido del progreso. Esto se ve reflejado en los diversos centros comerciales que abundan en los conos de la capital. Uno de sus lugares favoritos, que elige para pasarla con toda su familia, es el Centro de Lima”, refirió el especialista Torres Guzmán.
Para comprender mejor este tema veamos esta exposición del señor Rolando Arellano, muy útil e importante para todo empresario y estudiante que desee ver con otros ojos el mercado peruano: